A pesar de que las ollas y sartenes de acero inoxidable son muy resistentes, debemos cocinar con ellas adecuadamente, ya que la película podría dañarse con la suciedad o con los productos químicos de limpieza.
– Asegúrate que la llama o el disco de la placa no es más grande o más pequeño que la base del utensilio. Si es así, el calor no se repartirá como debería.
– Precalienta la pieza antes de nada. Seguidamente añade suficiente aceite de cocina para cubrir la superficie, y posteriormente añade los alimentos. Nunca remuevas con utensilios metálicos. Siempre madera o silicona.
– Ojo, no añadas sal directamente en una pieza vacía, ya que se trata de un ácido y podría crear manchas.
El acero inoxidable es elegido justamente porque en general, las bacterias no se adhieren al material. Aún así, es necesario tener en cuenta varios consejos.
– Procura limpiar las sartenes, cazos y ollas de acero inoxidable rápidamente después de usarlas, para asegurar que los restos no dejan manchas.
– Siempre es mejor secar las piezas de acero inoxidable a mano, para así evitar la formación de óxido. Aunque éste puede eliminarse fácilmente con un limpiador de metales especial para utensilios de cocina o bien con algunos trucos caseros que explicaremos a continuación.
– También lo puedes lavar en el lavavajillas, aunque con el tiempo el aspecto de la pieza puede deteriorarse y perder su brillo. De todos modos, esto no disminuirá su uso funcional.
Ten en cuenta que, aunque aparezcan manchas no quiere decir que el acero inoxidable sea de mala calidad, sino que estas pueden ser producidas por la sal, los minerales que lleva el agua o sustancias contenidas en los alimentos entre otras cosas. Pero todo esto en ningún caso afectará al buen funcionamiento del utensilio.
– El bicarbonato de sodio es muy aconsejable para terminar con las manchas que ya han penetrado en el acero inoxidable y se quedan incrustadas. Además, es un limpiador ecológico, no es tóxico y es lo suficientemente suave como para usarlo en el acero inoxidable pero, lo suficientemente poderoso como para quitar la suciedad más difícil. Solo debes rociar la zona afectada con el bicarbonato, dejar actuar unos minutos y frotar con una esponja humedecida hasta que desaparezca la mancha.
– El vinagre te puede servir también. Solo debes llenar la pieza con un poco de agua y vinagre y ponerla a hervir. Y cuando no esté tan caliente frotar con una esponja suave. Antes de secarla puedes coger un trapo mojarlo con vinagre y hacer un último repaso en toda la pieza y verás cómo obtienes resultados visibles de inmediato.
– La Piedra blanca de limpieza de origen natural también es una muy buena opción. La puedes encontrar en cualquier tienda de bricolaje. Sus propiedades naturales y aptas con el contacto con los alimentos limpian, desengrasan, pulen y crean un efecto impermeable en la superficie lavable. Es muy recomendable para limpiar la cocina: las placas de vitrocerámica y inducción, fregaderos, encimeras, azulejos y cacerolas de hierro fundido. Pero también para las joyas de plata, llantas del coche, muebles de resina, entre varias cosas.
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