La principal ventaja que comparten las placas vitrocerámicas y las cocinas de inducción con respecto al fogón de gas de toda la vida es que limpiar vitrocerámica teóricamente es mucho más fácil. Pero esta teórica ventaja inicial puede convertirse en una desventaja, ya que aunque son más fáciles de limpiar, las vitrocerámicas también son más delicadas y pueden estropearse si no se limpian correctamente y con los productos adecuados.
Si nuestra vida fuera un anuncio de televisión utilizaríamos un producto específico para limpiar vitrocerámica sobre nuestra nueva y reluciente placa de inducción para limpiarla fácilmente y con una amplia sonrisa. No tendríamos que frotar, porque en nuestra perfecta vida de anuncio podríamos cocinar casi sin salpicar y tendríamos tiempo de limpiarlo todo al instante sin que las manchas se quemaran.
Pero la realidad es muy distinta. Aunque estemos muy atentos y vayamos con mucho cuidado, lo cierto es que siempre hay pequeños detalles que poco a poco van deteriorando la superficie de nuestra placa vitrocerámica o de inducción: salpicaduras de aceite y de la propia comida que estamos cocinando, marcas de los utensilios de cocina que usamos o grasa y suciedad que poco a poco se va incrustando, entre muchos otros.
¿Cómo limpiar la placa de inducción? Afortunadamente, en la mayoría de estos casos los daños no son permanentes. Con un poco de paciencia y los trucos adecuados podrás recuperar la apariencia original de tu placa de inducción.
Empezaste ese día que te quedaste sin limpiador para vitrocerámicas porque “por una vez no pasará nada”. Y como no pasó nada, seguiste haciéndolo porque de entrada es más práctico y barato. Pero poco a poco esto ha ido disminuyendo el brillo de tu placa y la ha deteriorado. Debes utilizar un producto específico para limpiar vitrocerámicas y un paño o una esponja limpia y húmeda. A continuación sécala siempre con un papel de cocina, no la dejes húmeda.
Aunque te falte tiempo para todo y tengas tentaciones de limpiarla caliente porque aún te quedan muchas otras cosas por hacer y así acabas antes, no lo hagas. La puedes rayar o dejarla aún peor de lo que estaba. Ten paciencia.
Aunque tu cocina sea pequeña no dejes cosas encima de tu placa, especialmente si estas cosas pueden rayarla, como cuchillos y cubiertos. Tampoco la uses para cortar alimentos –aunque lo hagas encima de una tabla-, para servir los platos ya cocinados o para preparaciones frías. La tentación es alta, pero si tienes cualquier descuido podrías rayarla.
No agites o muevas las sartenes y cacerolas cuando están en contacto con las placas de inducción, cualquier resto de comida que haya podido quedar debajo dejará marcas o incluso puede rayar la placa.
Úsalos para otra cosa si quieres, pero para limpiar vitrocerámica no -¡y para tu sartén tampoco!-. Y si tienes manchas muy difíciles, a continuación te proponemos alternativas inocuas para eliminarlas.
Cubre la placa de producto especializado en la limpieza de placa vitrocerámica o de inducción, déjalo reposar unos 10 minutos y limpia la superficie normalmente.
Si todavía queda algún resto, puedes acabar de quitarlo con estas rasquetas. Aunque de entrada pueda parecer que la superficie de cocina se rayará, están específicamente indicadas para este uso y eliminan las manchas difíciles y especialmente incrustadas.
Echa un poco de zumo de limón en las manchas más difíciles para ablandarlas. Su acidez las reblandecerá sin dañar la placa de cocina y te será más fácil eliminarlas.
Caliéntalo un poco, viértelo sobre la vitrocerámica, déjalo actuar unos minutos y limpia normalmente. Este truco también sirve para devolverle el brillo original a tu placa. Si las manchas persisten, prueba a hacer una pasta con vinagre y bicarbonato, aplícalo con una bayeta o esponja y acláralo después con una bayeta húmeda.
Te recomendamos sin ninguna duda que utilices este limpiador universal sin miedo en tu placa vitroceràmica o de inducción para eliminar las manchas más difíciles e incrustadas. En realidad se llama Pierre Verte, pero aquí se conoce como piedra verde. La puedes encontrar en grandes almacenes y droguerías, y aunque pueda parecer que puede rayar tu placa, te aseguramos que no lo hará.
Todo esto escrito aquí todo seguido de entrada puede parecer mucho trabajo y muchas preocupaciones. Y es que las placas vitrocerámicas y de inducción son más fáciles de limpiar que el gas, pero necesitan más cuidados y mantenimiento para lucir como el primer día durante años.
Po eso te recomendamos que si debes cambiar tu cocina te informes bien sobre las ventajas e inconvenientes de los principales sistemas antes de elegir cuál de ellos se adapta mejor a ti.
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